Liturgia de los fieles (Anáfora hasta antes de la oblación=sacrificio)
La Divina Liturgia. Parte 11
LA ANÁFORA
Después de manifestar nuestra creencia, comienza el Canon Eucarístico = la Anáfora, que significa liturgicamente: elevación de los Santos Dones a Dios.
En este momento, los dones de pan y vino que han sido ofrecidos en el altar, son elevados desde el altar a Dios Padre, a fin de que se transmuten en el Cuerpo y Sangre de Cristo, por medio de la santificación del Espíritu Santo.
La Trinidad completa está en acción, para ofrecernos la Santa Eucaristía. De esto tenemos que estar MUY conscientes cuando recibimos a Cristo en la Comunión.
La Anáfora Eucarística es la oración central de la Santa Liturgia.
Una Eucaristía se puede celebrar sin Antífonas o hasta sin el Credo, si las circunstancias no lo permiten… pero JAMÁS sin la Anáfora, porque es ésta la oración que permite que la Eucaristía SEA una Eucaristía.
Después de confesar nuestra Fe, el sacerdote nos pide:
“Comparezcamos bien, comparezcamos con temor…” que nos mantengamos firme a esta confesión, sin dejarnos arrastrar por herejías; y que estemos con temor que nuestras almas no sufran un peligro por dudar en esta fe.
Asegurando la firmeza de nuestra fe, nos falta que……:
“Estemos atentos, para ofrecer en paz la Santa Oblación” …. para que la presentación a Dios de nuestros dones se haga como es debido = en PAZ.
¿Qué es Oblación y que es justamente esta paz?
La paz que tenemos que tener en nuestros corazones es cumpliendo lo que el Señor nos mandó: “si en el momento de llevar tu ofrenda al altar recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda”: Mateo 5,23-24.
Al responder: “la ofrenda de paz, el sacrificio de alabanza” … confirmamos:
1… que no sólo hacemos la ofrenda en paz, sino que es la paz misma la que ofrecemos… así como el Señor nos pidió en Mt 9,13: “misericordia quiero y no sacrificios”. La misericordia es un fruto de la auténtica paz. Cuando no hay pasión que turbe el alma, nada impide que esta se llene de misericordia y esté en paz.
2… que Jesucristo es la perfecta ofrenda de paz.
Además de ser la perfecta ofrenda de paz, Jesucristo es también el único sacrificio de alabanza aceptable que los seres humanos pueden ofrecer a Dios.
No hay nada con que nosotros podamos, de manera digna, agradecer y alabar al Creador.
Cristo presenta la ofrenda y al mismo tiempo se ofrece como ofrenda, que se reparte entre los fieles. En Cristo, entonces, todo se completa y todo se cumple.
Continúa el sacerdote dándonos la bendición Trinitaria del Apóstol Pablo:
II Corintios 13,14; y así nos hace acordar de conservar los más divinos bienes procedentes de la Trinidad:
que… la gracia de Cristo por venir al mundo y salvarnos voluntariamente,
el amor del Padre por darnos su Hijo para la salvación y
la comunión del Espíritu Santo a través de su bondad y gracia,
…. estén con todos vosotros.
Primero viene la gracia de Cristo que contiene la plenitud del amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo. El sacerdote ofrece todo este derramamiento de la vida interior de la Santísima Trinidad al Pueblo de Dios.
Por ser que todos estos bienes nos fueron dados con la venida del Salvador; el sacerdote no dice: “que os sean dados” …. sino que “estén con todos vosotros” …. que los bienes concedidos no se alejen de nosotros; que no los perdamos, sino que sigamos guardándolos hasta el final. Es innecesario mencionar, que tenemos que trabajar espiritualmente para lograr este estado.
Con nuestra respuesta: “Y con tu espíritu”, demostramos estar llamados para rezar los unos para los otros, deseando al sacerdote que la “plenitud de Dios” esté con él también.
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Luego sigue el diálogo eucarístico entre el celebrante y la asamblea, elevando nuestros sentimientos:
S: “Elevemos nuestros corazones” …. En la Biblia, el corazón del ser humano representa todo su ser…. para que como ser humano completo pensemos en las cosas celestiales, que son eternas y no en las cosas terrenales, que son temporales. Según Colosenses 3, 2:
“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” …. es en el cielo, donde está nuestra salvación.
Los fieles dan su consentimiento y manifiestan con: “tenemos hacia el Señor” …. de tener sus corazones elevados hacia el Señor, según Mateos 6,21:
“Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.
Después de tantos pedidos y bendiciones, el sacerdote nos recuerda agradecer a Dios, así como lo hizo Cristo con su Padre antes de establecer el sacramento de la Comunión en la última cena.
S: “Demos gracias al Señor” …. la palabra eucaristía significa “acción de gracias”, o “agradecimiento”, que es la manera en que uno se eleva hacia Dios. Por eso, la Divina Liturgia eucarística es fundamentalmente la acción de elevar el corazón y dar gracias a Dios por todo cuanto Él ha hecho para el ser humano y el mundo entero.
Los fieles se unen al sacerdote en su agradecimiento, afirmando que:
“Es digno y justo adorar al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, Trinidad consubstancial e indivisible”.
Asegurando la presencia todas estas “condiciones”, el sacerdote puede continuar con la Oblación, o sea con la ofrenda y el sacrificio. (Próximo artículo).
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NOTA: CONTINÚA EL TEXTO DE LA DIVINA LITURGIA DE SAN JUAN CRISÓSTOMO. Publicación de la Hermandad Ortodoxa “San Sergio” Buenos Aires 1998.
S: ¡Comparezcamos bien! ¡Comparezcamos con temor!
Estemos atentos, para ofrecer en paz la Santa Oblación.
C: La ofrenda de paz, el sacrificio de alabanza.
S: (bendiciendo al pueblo) Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios Padre y la comunión del EEspírit Santo estén con todos vosotros.
C: Y con tu espíritu.
S: Elevemos nuestros corazones.
C: Los tenemos hacia el Señor.
S: Demos gracias al Señor.
C: Es digno y justo adorar al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, Trinidad consubstancial e indivisible.
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