Liturgia de los fieles (Las súplicas después del Evangelio y antes del comienzo de la Liturgia de los fieles)
La Divina Liturgia. Parte 8
La Liturgia de los Fieles es la tercera parte de la Liturgia y comienza con las LETANÍAS = súplicas = ectenias, que implora el sacerdote por los fieles vivos, difuntos y por los catecúmenos.
Las letanías son una parte fundamental de los Oficios ortodoxos; es un diálogo entre el sacerdote y la congregación y a su vez el sacerdote actúa como nuestro intercesor o intermediario delante de Dios.
El sacerdote lidera al pueblo en la plegaria y se dirige a Dios en unión con el pueblo.
Por esta razón, el sacerdote no es que está de espaldas al pueblo, sino en la misma dirección que el pueblo, dirigiéndose a Dios.
Las intercesiones de esta letanía no son generales, como en la Letanía Mayor al comienzo de la Divina Liturgia, sino específicas para todos aquellos que necesitan de las bendiciones, fuerza y guía de Dios.
Se ofrecen oraciones para los enfermos, para los que sufren, los necesitados, los afligidos y también se pide por necesidades puntuales.
Aquí se recuerdan nombrándoles individuamente, los nombres según la lista de “VIVOS”, que entregamos en el altar antes de empezar el Oficio.
Ya que la parte de la Divina Liturgia que sigue es la transferencia de las Ofrendas (= dones) de la mesa del ofertorio = Prótesis a la Mesa Real y su consagración; también se reza al final de esta letanía por aquellos que traen ofrendas y hacen buenas obras en la comunidad.
Es en esta letanía cuando el sacerdote, despliega el Antimins sobre el altar.
Además, hace referencia al libro de Apocalipsis escrito por San Juan el Teólogo, donde se describe la escena de la Divina Liturgia en el Cielo:
Apocalipsis 6:9… “Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían”.
Las siguientes letanías ruegan por nuestros queridos difuntos, ya que también forman parte de la iglesia. Se recuerdan igualmente nombrándoles según la lista de “DIFUNTOS”, que escribimos y se entregamos en el altar antes de empezar el Oficio de la Santa Liturgia.
El sacerdote sigue con las letanías para aquellos que buscan el camino de Dios, los: “CATECÚMENOS”.
Los catecúmenos están todavía en la etapa de enseñanza y aún no son bautizados y por lo tanto no pueden participar de los dones eucarísticos.
El sacerdote despide a los catecúmenos y les hace salir de la asamblea de los fieles…. pero no sin antes haber orado por ellos: que Dios les tenga misericordia, que los ilumine con el Evangelio de la Verdad, que los una a Su Santa Iglesia y los salve.
El motivo de esta oración es la gloria de Dios:
“Para que también ellos glorifiquen con nosotros tu Nombre, digno de todo honor y de toda gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos”.
En la Iglesia primitiva, todos aquellos que estaban haciendo penitencia por algún pecado o que no participaban de la Comunión por una u otra razón, también se retiraban en este momento.
En los primeros siglos de la Iglesia, los diaconos se encargaban de vigilar que los catecúmenos salgan y cerraban las puertas. Al salir, los catecúmenos pedían a los fieles que recen por ellos. Muchos catecúmenos se quedaban afuera y rogaban a los entrantes por sus oraciones.
En el día de hoy, la despedida de los catecúmenos sólo tiene un significado teórico; todos permanecen juntos al resto de la comunidad para la segunda parte principal de la Liturgia que sigue, la Liturgia de los Fieles; pero se preserva tomar parte en el misterio de la Santa Comunión.
Concluida la letanía de los catecúmenos, se reza una segunda letanía por los fieles, es decir los bautizados, que permanecen en la asamblea.
Aquí empieza el acto de sacrificio = LA LITURGIA DE LOS FIELES, acompañado con dos intensas oraciones del sacerdote implorando por los fieles presentes, que Dios escuche sus súplicas y les haga dignos de ofrecer y participar de los dones de la Santa Comunión.
En la primera oración el sacerdote da gracias a Dios por haber sido juzgado digno de estar presente en el altar y pide ser digno de cumplir siempre con conciencia pura este misterio.
Admitiendo el sacerdote que es pecador y “defendiendo” a los fieles, por su desconocimiento pide:”….implorando tu misericordia por nuestros pecados y las ignorancias de tu pueblo”.
En la segunda oración el sacerdote ora por los Fieles, que Dios les conceda “participar sin incurrir en condenación a tus santos Misterios y ser juzgados dignos de tu Reino Celestial”.
El sacerdote ora por nosotros y representa a los fieles, pero en nuestra presencia en el templo. No hay Liturgia con sacerdote sin fieles, ni Liturgia con fieles sin sacerdote.
En el acto de sacrificio - de la transformación del pan y vino en su cuerpo y sangre redentora - conmemoramos la muerte, resurrección y ascensión de nuestro Salvador.
✠
NOTA: CONTINÚA EL TEXTO DE LA DIVINA LITURGIA DE SAN JUAN CRISÓSTOMO. Publicación de la Hermandad Ortodoxa “San Sergio” Buenos Aires 1998.
SÚPLICAS DESPUÉS DEL EVANGELIO Y ANTES DE LA LITURGIA DE LOS FIELES
Según la tradición de la iglesia, estas letanías no se oran en voz alta y se pasa directamente al Himno de los Querubines y la Gran Entrada. ( Próximo artículo).
S: Digamos todos con toda nuestra alma y todo nuestro espíritu, digamos:
C: Señor, ten piedad.
S: Señor todopoderoso, Dios de nuestros padres, Te rogamos, escúchanos y ten piedad.
C: Señor, ten piedad.
S: Ten piedad de nosotros, oh Dios, según tu gran misericordia, Te rogamos, escúchanos y ten piedad.
C: Señor, ten piedad. (3 veces)
S: Te rogamos también por este país y los que nos gobiernan.
C: Señor, ten piedad. (3 veces)
Durante esta petición, el sacerdote despliega el Antimins.
S: Rogamos también por nuestro obispo N……. y por todos nuestros hermanos en Cristo.
C: Señor, ten piedad. (3 veces)
S: Rogamos también por los sacerdotes, los monjes y todos nuestros hermanos en Cristo.
C: Señor, ten piedad. (3 veces)
S: Te rogamos también por la misericordia, vida, paz, salud, salvación, protección, perdón y remisión de los pecados de los servidores de Dios, los hermanos de esta santa iglesia.
C: Señor, ten piedad. (3 veces)
S: Te rogamos también por los santísimos patriarcas ortodoxos de bienaventurada memoria, por los bienaventurados fundadores de este santo templo, por todos nuestros padres y hermanos ortodoxos que reposan piadosamente aquí y en todo lugar.
C: Señor, ten piedad. (3 veces)
S: Te rogamos también por quienes ofrecen frutos y hacen obras de bien, por los que trabajan y cantan en este santo y venerable templo, y por todo el pueblo aquí́ presente que espera de Ti la gran riqueza de la misericordia.
C: Señor, ten piedad (3 veces)
S: Sacerdote en voz baja…. la Oración insistente:
Señor, nuestro Dios, recibe esta oración insistente de tus servidores y ten piedad de nosotros según la inmensidad de tu misericordia, y concédenos tus liberalidades, así como a todo tu pueblo, que espera de Ti una abundante misericordia.
Sacerdote en voz alta:
Porque eres el Dios de misericordia y que ama al hombre y Te glorificamos, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
C: Amén.
***
LETANÍAS PARA LOS DIFUNTOS
S: Ten piedad de nosotros, oh Dios, según tu gran misericordia, Te rogamos, escúchanos y ten piedad.
C: Señor, ten piedad (3 veces)
S: Te rogamos también por el reposo del alma del servidor de Dios, difunto Nombres….., para que le sean remitidos sus pecados voluntarios e involuntarios.
C: Señor, ten piedad (3 veces)
S: Que Dios establezca su alma en la morada donde los justos gozan del reposo.
C: Señor, ten piedad (3 veces)
S: Pidamos a Cristo, Rey inmortal, nuestro Dios, que le conceda la misericordia divina, el Reino de los cielos y la remisión de sus pecados.
C: Concédenos, Señor.
S: Oremos al Señor.
C: Señor, ten piedad.
S: Sacerdote en voz baja…. la Oración por los difuntos:
Dios de los espíritus y de toda carne, que has vencido a la muerte y aniquilado al diablo, Tú, que has dado la vida al mundo, Señor, concede el reposo al alma de tu servidor difunto N... en un lugar de luz, un lugar de abundancia y de reposo, donde ya no hay ni dolor, ni tristeza, ni llantos. Perdónale todo pecado cometido en palabra, en acción o en pensamiento, porque eres un Dios bueno y amas al hombre: no hay hombre que viva y no peque, sólo Tú eres sin pecado, tu justicia es justicia para la eternidad y tu palabra es verdad.
Sacerdote en voz alta:
Porque eres la resurrección, la vida y el reposo de tu servidor difunto N…., oh Cristo nuestro Dios, y Te glorificamos con tu Padre eterno y tu Santísimo Espíritu, bueno y vivificante, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
C: Amén.
***
LETANÍAS DE LOS CATECÚMENOS
S: Catecúmenos, orad al Señor.
C: Señor, ten piedad.
S: Fieles, oremos por los catecúmenos.
C: Señor, ten piedad.
S: Para que el Señor les tenga misericordia.
C: Señor, ten piedad.
S: Que les enseñe la palabra de verdad.
C: Señor, ten piedad.
S: Que les revele el Evangelio de Justicia.
C: Señor, ten piedad.
S: Que les una a su Iglesia santa, católica y apostólica.
C: Señor, ten piedad.
S: Sálvalos, ten piedad de ellos, protégelos y guárdalos, oh Dios, por tu gracia.
C: Señor, ten piedad.
S: Catecúmenos, inclinad la cabeza ante el Señor.
C: Ante Ti, Señor.
Sacerdote en voz baja…. la Oración por los catecúmenos:
Señor, Dios, que habitas en las alturas y miras a los humildes, que has enviado a tu Hijo único, nuestro Dios y Señor Jesús Cristo, para la salvación del género humano, inclina tu mirada hacia los catecúmenos, tus servidores, que inclinan su cabeza ante Ti. Hazlos dignos, en el tiempo oportuno, del baño de la regeneración, de la remisión de sus pecados y del vestido de incorruptibilidad; úneles a tu Iglesia, santa, católica y apostólica, y añádeles al rebaño de tus elegidos.
Sacerdote en voz alta:
Para que también ellos glorifiquen con nosotros tu Nombre, digno de todo honor y de toda gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
C: Amén.
S: Que todos los catecúmenos se retiren! ¡Catecúmenos, retiraos! ¡Que todos los catecúmenos se retiren. ¡Que no quede ningún catecúmeno!
***
LITURGIA DE LOS FIELES
S: Y nosotros, los fieles, una y otra vez, en paz, roguemos al Señor.
C: Señor, ten piedad.
S: Socórrenos, sálvanos, ten piedad de nosotros y guárdanos, oh Dios, por tu gracia.
C: Señor, ten piedad.
S: ¡Sabiduría!
Primera oración por los fieles
S: Sacerdote en voz baja:
Te damos gracias, Señor Dios de las potestades, porque permites que has concedido presentarnos una vez más ante tu santo altar y de postrar nos implorando tu misericordia por nuestros pecados y las ignorancias de tu pueblo. Acepta, oh Dios, nuestra oración. Haznos dignos de ofrecerte nuestras oraciones, nuestras súplicas y nuestros sacrificios incruentos por todo tu pueblo. Concede la fuerza a nosotros que nos has establecido para este ministerio, de invocarte en todo tiempo y en todo lugar, en el poder de tu Espíritu Santo, sin incurrir ni en condenación, ni en reproche, con una conciencia pura, para que escuchando nuestras oraciones, nos seas misericordioso en la plenitud de tu bondad.
Sacerdote en voz alta:
Porque a Ti pertenecen toda gloria, y adoración, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por siglos de los siglos.
C: Amén.
S: Todavía y de nuevo, en paz, oremos al Señor.
C: Señor, ten piedad.
S: Socórrenos, sálvanos, ten piedad de nosotros y guárdanos, oh Dios, por tu gracia.
C: Señor, ten piedad.
S: ¡Sabiduría!
Segunda oración por los fieles.
S: Sacerdote en voz baja:
De nuevo con insistencia, nos postramos ante Ti, y Te rogamos, a Ti, que eres bueno y amante de la humanidad, que consideres nuestra súplica, que purifiques nuestras almas y nuestros cuerpos de toda mancha de la carne y del espíritu. Y haz que estemos ante tu santo altar sin incurrir ni en reproche, ni en condenación. Concede, oh Dios, a los que rezan con nosotros, progresar/crecer en la vida, la fe y el discernimiento espiritual; concédeles que te sirvan siempre irreprochablemente con temor y amor, concédeles participar sin incurrir en condenación a tus santos Misterios y ser juzgados dignos de tu Reino Celestial.
Sacerdote en voz alta:
Para que, guardados en todo tiempo por tu poder, Te glorifiquemos, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
C: Amén.
***
Después de pedir el perdón a los fieles, el sacerdote se dirige a la prótesis para trasladar los dones al altar.
✠
Si te has perdido alguno artículo de la serie:
Parte 1:
Parte 2:
Parte 3:
Parte 4:
Parte 5:
Parte 6:
Parte 7:
✠