Colosenses
Pablo, escribió esta carta (de sólo cuatro capítulos) durante su primer encarcelamiento en Roma con la ayuda de Timoteo:
Colosenses 1:1…” Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo” …
Y pertenece a unas de las cuatro cartas escrita en prisión con la carta a los Filipenses, a los Efesios y a Filemón.
La comunidad fue fundada por Epafras y cuando Pablo escribió esta carta no conocía la ciudad, pero estaba bien informado (por Epafras?) de lo que sucedía allí.
Los destinatarios eran:
“los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas” … Colosenses 1:2.
Al final “amplía” el grupo de los destinatarios:
Colosenses 2:1: “Porque quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro”.
Colosenses 4:16: “ Cuando esta carta haya sido leída entre vosotros, haced que también se lea en la iglesia de los laodicenses, y que la de Laodicea la leáis también vosotros”.
Colosas era una ciudad en la actual Turquía, con una población de origen frigio, pero vivían allí también judíos, griegos y romanos.
Se encuentra en la misma región que una de las siete iglesias del Libro del Apocalipsis: “Laodicea”.
Había en ese tiempo varias ciudades con el nombre de “Laodicea”, pero esta es la más probable, por estar a sólo 20 km. de Colosas.
La razón de esta carta es dar ánimo a la comunidad para seguir con Jesús, ya que está enfrentando los peligros de las doctrinas gnósticas y de los judíos que quieren guardar el tora en el cristianismo.
Las doctrinas gnósticas – que se llegó a llamar “La Herejía Colosense” - afirmaba, que para llegar a Dios había que hacerlo por medio de los seres angelicales.
Como consecuencia de esta falsa enseñanza: los cristianos no llegaban a Dios mediante Cristo; siendo así su conducta era sólo vanidad y orgullo, y tenían que ser más humildes.
Lógico que Pablo luchó contra esta idea errónea, demostrando la superioridad exclusiva de Cristo, como el único redentor y mediador de Dios.
Colosenses 1:15: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación”.
Colosenses 2:10: “… y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad”.
Colosenses 2:18: “Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal”.
Pablo les recuerda que a través del bautismo, tenemos una posición superior.
Colosenses 2:12: “sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él”.
Colosenses 3:1-4: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”.
Por supuesto la salvación no viene sólo por el bautizo, sino por vivir una vida cristiana. En el capítulo 3 y parte del capítulo 4, vemos los consejos de Pablo como abstenernos de comportamientos malos y adquirir cualidades cristianas.
Con el siguiente consejo, Pablo trató dos temas:
Colosenses 3:11: “… donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos”.
Primero: la igualdad entre judíos-cristianos y gentiles-cristianos…. un tema ya conocido de otras comunidades.
Segundo: con “siervo y libre”, se refería probablemente a la relación “esclavo y amo”.
Pablo manda esta carta a Colosas justamente con Onésimo (y Tíquico), que era el esclavo que se escapó de su amo Filemón de Colosas.
En la carta a Filemón (ver nuestro serie de cartas del apóstol Pablo Parte 7), leemos cómo Pablo intercede por Onésimo, para que Filemón lo reciba y no lo castigue por su escapada, pero que lo reciba como su hermano, ya que Onésimo se bautizó y es ahora lógicamente su hermano en Cristo.
Al final de la carta Pablo alaba y saluda a los colosenses, como también da algunos últimos mensajes y su bendición.
Tito
Es una carta personal a su querido discípulo: “Tito, verdadero hijo en la común fe”… Tito 1:4. Y es una carta de instrucciones puras.
Pablo urge a Tito recordar a los creyentes cretenses que, aunque vivan en una cultura pecaminosa, pueden ser transformados en una nueva humanidad por la misma gracia que Jesús mostró cuando murió para redimirlos y así cambiar la cultura cretense desde dentro.
1… Le aconseja escoger obispos con virtudes, que sean modelo a seguir.
Tito 1:7-8… “Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo”.
2… Le advierte sobre las personas que se infiltran en la iglesia y difunden doctrinas falsas, para mantener a los creyentes alejados de la Iglesia.
Tito 1:10… “Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores, mayormente los de la circuncisión”.
Tito 1:13-14… “… por tanto, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe, no atendiendo a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad”.
Pablo sigue con diferentes instrucciones para los hombres, las mujeres, los jóvenes y los esclavos, pero primero siendo Tito mismo el ejemplo.
Tito 2:7-8… “… presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable… “.
Tito 2:7-8… “Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie”.
Pablo insta a la comunidad a ponerse bajo la autoridad del gobierno, concentrarse en las buenas obras, evitar las divisiones en la congregación… y todo esto es posible de hacer por la gracia de Dios.
Tito 3:1… “Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra”.
Tito 3:10… “Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo”.
Tito 3:4-5… “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”.
En el saludo inicial Pablo se dirigía a Tito, pero en el saludo final incluye a los fieles creyentes.
Tito 3:15… “Saluda a los que nos aman en la fe.