Mientras que nuestra iglesia hasta ahora nos acompañaba con virtudes para prepararnos espiritualmente en la gran cuaresma, a partir de hoy nos presenta los acontecimientos que celebraremos hasta llegar a la victoria de la Resurrección.
El Sábado de Lázaro y el Domingo de Ramos juntos ocupan un lugar único en el año eclesiástico, ya que son días de alegría y triunfo que se interponen entre la penitencia de la Gran Cuaresma y el duelo de la Semana Santa.
El Sábado de Lázaro es la única vez en el año de la Iglesia ortodoxa, en que el oficio de resurrección del domingo se celebra en otro día. Se considera una celebración pascual, ya que Jesús enseñó con la resurrección de Lázaro su poder sobre la muerte, que a la vez es signo de la resurrección futura de la humanidad.
El Sábado de Lázaro es el día en que, tradicionalmente, los ermitaños dejaban sus retiros en el desierto para regresar al monasterio para los servicios de Semana Santa. Cómo san Zósimas, que en ese retiro conoció a Santa María Egipciaca.
En estas dos fiestas el Evangelio nos muestra dos entradas triunfantes de Jesús:
… la primera tuvo lugar en Betania esperado por Marta y María las hermanas de Lázaro con sus amigos, que las acompañaban en su duelo.
… la segunda entrada tuvo lugar al día siguiente en las puertas de Jerusalén, donde el pueblo, adultos y niños, recibieron con ramos y gritos de júbilo a Jesús.
Sábado de Lázaro: Resurrección de Lázaro de Betania
La Iglesia ortodoxa festeja el sábado anterior al Domingo de Ramos, la resurrección de Lázaro de Betania. Lo que se nota como solamente la narración de un milagro más de Jesús, es un episodio lleno de símbolos y señales.
La Iglesia glorifica a Cristo como “la Resurrección y la Vida” quien, resucitando a Lázaro, confirma la resurrección de toda la humanidad aun antes de su propia Pasión, Muerte y Resurrección. De aquí que el nombre de este sábado en la Iglesia Primitiva era: “El Anuncio de la Resurrección” que anuncia la Resurrección del Señor y la anticipa: “Oh Cristo Dios, cuando resucitaste a Lázaro de entre los muertos, antes de Tu Pasión, confirmaste la resurrección general…” (Himno de la Fiesta).
Jesús fue avisado que su amigo estaba enfermo y seguro que sabía que moriría… pero no fue directamente a Betania, sino esperó la muerte de Lázaro…. esperó que hayan muchos testigos de la muerte después de cuatro días.
La razón se lo dijo a sus discípulos: “Esta enfermedad no es para muerte, sino para gloria de Dios; para que sea glorificado por ella el Hijo de Dios”.
Este milagro nos hace también conscientes de la verdadera Naturaleza de Cristo:
por su naturaleza humana lo sobrecogen los sentimientos:
Juan 11:35: “Jesús se echó a llorar”.
Juan 11:38: “Jesús, conmovido de nuevo en su interior…”.
por su naturaleza divina ordena a Lázaro que resucite de la muerte:
Juan 11: 43: «Lázaro, sal afuera»
Domingo de Ramos: Entrada triunfal de Jesús en Jerusalén
Kontakion de la Fiesta:
Oh Cristo Dios,
sentado en los cielos en el Trono
y en la tierra sobre un pollino:
acepta las alabanzas de los ángeles
y el cántico de los niños que exclaman:
« ¡Bendito eres Tú, que vienes a renovar la vocación de Adán! »
El Domingo de ramos (Mateo 21, 1-17) es un día que marca un eje:
El último día de la Cuaresma y el inicio de la Semana Santa.
En este día se observa el ayuno, aunque de una manera menos estricta, ya que se permite el consumo de pescado.
La entrada a la Semana Santa la inicia el Salvador con su entrada triunfal a Jerusalén montado en un borriquillo.
El pueblo lo exaltó como Rey, formando un alfombra sobre el camino con sus ramas de palma y olivo, así como extendiendo sus mantos al paso de nuestro Señor. Todo este júbilo fue acompañado con calurosos gritos de aclamación:
Paradójicamente esa misma multitud gritó unos días después:
Reflejemos sobre esta situación… ¿no ofrecemos hoy el mismo escenario?
Cuántas veces proponemos hacer Su voluntad, trabajar para nuestra salvación y en un corto plazo, ya hemos olvidado nuestra intención y seguimos los caminos que nos alejan de Él, crucificándolo otra y otra vez.
Examinémonos, si en esta cuaresma hemos preparado el camino espiritual con ramas de buenas obras, oraciones, ayuno y arrepentimiento, para la entrada triunfal del Señor en nuestros corazones. Como somos seres humanos y pecadores, caemos… pero Dios nos ayuda a levantarnos y seguir el combate espiritual. Tratemos intensivamente de hacerlo en esta Semana Santa…. más vale tarde que nunca, y cambiemos nuestro « ¡Crucifícalo! » a « ¡Hosanna! ».