La carta a los Gálatas podría referirse a los habitantes de la provincia romana de Galacia, una zona que rodea a la actual Ankara, donde en tiempos del apóstol Pablo vivían paganos y judíos.
Los destinatarios era los cristianos de origen pagano = los gentiles y los de origen judío.
La razón era: defender la fe del Evangelio predicado por Pablo.
Es una carta corta con sólo 6 capítulos, pero es la más firme, fuerte y afilada del apóstol. Carece de las acostumbradas palabras de agradecimiento al principio y de los saludos al final.
Un grupo de judíos bautizados, insistían que los gentiles bautizados paralelamente sean circuncidados y guarden la ley de Moisés. La unidad de la Iglesia estaba en peligro.
Además, afirmaban que el evangelio de Pablo contradecía y falsificaba el evangelio que los apóstoles enseñaban en Jerusalén.
Para dar fuerza a su argumento, Pablo primero afirma su apostolado.
En el capítulo 1 y 2 Pablo nos explica con una autobiografía de sus caminos, cómo llegó a ese ministerio de apostolado: que lo recibió por revelación divina, que Cristo es quien lo elige a él, que comenzó a predicar antes de encontrarse con otros apóstoles, y además que en su visita a Jerusalén pudo contar con el apoyo de los apóstoles que estuvieron allí.
Gálatas: 1:1… “Pablo, apóstol no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios…”
Gálatas: 1:11-12… “ Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo”.
Gálatas: 2:9… “Y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo… “.
Pablo comparte su gran decepción, porque los nuevos creyentes no enraizaron las enseñanzas en sus corazones y defiende rigorosamente, que hay sólo UN Evangelio:
Gálatas: 1:6… “ Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente”.
Gálatas: 1:7… “No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo”.
Gálatas: 1:9… “Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema”.
Mientras que los judaizantes quieren introducir a los gentiles el cumplimiento de la ley de Moisés, Pablo deja claro, que no la ley, sino la fe en Jesucristo es lo que nos salva.
Gálatas: 2:15-16… “ Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado”.
Los gentiles bautizados, al verse obligados a “judaizarse”; se sentían como cristianos de “segunda clase”.
Gálatas: 3:13…
Pablo recalca: Dios y su Gracia está sobre la Ley, la Fe sobre la circuncisión, el Amor sobre la obediencia a la ley. Con Cristo, terminó la Ley. Este es el punto central de la Carta.
Gálatas: 2:21… “No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo”.
La salvación viene solo por gracia, solo por fe, solo en Cristo. Lo que estos oponentes no entendían era que el Nuevo Pacto había comenzado con la muerte y resurrección de Jesucristo. Un pacto con judíos y no judíos, un pacto con el bautizado en Cristo.
Gálatas: 3:27-28… “porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”.
La salvación viene solo por gracia, solo por fe, solo en Cristo. Los creyentes ya no estaban obligados a cumplir los preceptos del pacto mosaico, incluida la circuncisión.
Pablo lo aclara con el ejemplo del pacto de Dios con Abraham:
Gálatas: 3:6-9… “Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que los que son de fe, estos son hijos de Abraham. Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones. De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham”.
Con el bautizo en Cristo, tenemos una relación con Dios, nunca antes vista: somos hijos de Dios, estamos llenos del Espíritu Santo a través del Cual podemos llamar a Dios… PADRE, siendo Sus herederos, toda esta gracia viene por Cristo y no por la Ley.
Dios envió a su propio Hijo, como un judío bajo la Ley, a redimirlos de la misma Ley.
Gálatas: 4:6-7… “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo”.
Pablo les hace ser conscientes del peligro de volver a caer en la esclavitud de la Ley y teme decepcionarse, que sus predicas no hubieran tenido ningún sentido:
Gálatas: 4:11… “Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros”.
Y expresa cariñosamente su sufrimiento porque están caminando en una dirección contraria al Evangelio:
Gálatas: 4:19-20… “Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros, quisiera estar con vosotros ahora mismo y cambiar de tono, pues estoy perplejo en cuanto a vosotros”.
Haciendo referencia a que Sara, la esposa libre de Abraham, y su esclava Agar, le dieran un hijo, pero solo Isaac, el hijo de Sara la esposa libre, recibió la promesa, le sirve a Pablo como evidencia bíblica de que solo aquellos que están libres de la esclavitud de la ley mosaica son hijos de la promesa.
Gálatas: 4:28… “Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa”.
Gálatas: 4:31… “De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre”.
El tema de la circuncisión era tan peligroso para la estabilidad de la nueva comunidad gentil-cristiana, que Pablo le dedicó palabras en dos capítulos (5 y 6).
Los judaizantes insistían en que uno debe guardar la ley y ser circuncidado para obtener la salvación, mientras que Pablo persistía en la libertad por Cristo y en el amor al prójimo.
Hay que decidirse entre: elegir a Cristo o a la circuncisión, pues ambas cosas son incompatibles.
Gálatas: 5:2-4… “He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo….”.
Gálatas: 5:13-14… “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Gálatas: 6:12-14… “Todos los que quieren agradar en la carne, estos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo. Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne”.
Gálatas: 6:15-16… “Estar circuncidado o no estarlo, no tiene ninguna importancia: lo que importa es ser una nueva criatura. Que todos los que practican esta norma tengan paz y misericordia, lo mismo que el Israel de Dios”.
“El Israel de Dios”; es ahora el Pueblo cristiano, el nuevo Israel.
Pablo quiere dejar claro cual es la “libertad cristiana” … la libertad del Espíritu.
Gálatas: 5:13-14… “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Usar esta libertad para hacer lo que Cristo quiere que hagamos, para ser guiados por el Espíritu, y que se vean los frutos de amor.
Las obras del Espíritu:
Gálatas: 5:22-23… “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”.
Seguir los propios deseos mundanos, nos llevaría a ser esclavos de nuestros placeres y a estar separados de Dios.
Las obras de la carne:
Gálatas: 5:19-21… “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas…”.
Otros vicios como resultado de la carencia del Espíritu son: vanagloria y orgullo…
Gálatas: 6:3… “Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña”.
Como palabras finales, san Pablo no quiere gloriarse de lo que ha hecho, sino solo en la Cruz del Señor:
Gálatas: 6:14… “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo…”.
San Pablo pide que no lo molesten más, en el sentido que ha sido tan claro con sus argumentos que: o siguen sus consejos y viven, o no lo siguen y soporten las consecuencias de sus acciones.
Gálatas: 6:17… “De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús”.
Las marcas de sus sufrimientos físicos son resultado de las persecuciones, torturas y golpes recibidos, por traer el Evangelio a los demás.