La vida de los Santos: Nuevo Hieromártir Cosme de Etolia, Igual a los Apóstoles
Conmemorado el 24 de agosto (6 de septiembre)
El Nuevo Hieromártir Cosme, Igual a los Apóstoles, conocido en el mundo como Constas o Kostas, nació hacia 1714 en la aldea de Mega Dendron (Gran Árbol), en Etolia, en el seno de una familia piadosa que lo educó en la fe cristiana.
Con una gran inclinación por el estudio, fue discípulo primero del archidiácono Ananías Dervisanos, y más tarde continuó su formación en la escuela del monasterio de Vatopedi, en el Monte Athos, bajo maestros insignes como Nicolás Tzartzoulios y Eugenio Voulgaris, quienes más tarde serían grandes figuras de la vida eclesiástica y cultural. Cuando la Academia Atonita decayó, el joven Kostas se trasladó al monasterio de Philotheou, donde recibió el hábito monástico con el nombre de Cosme y abrazó con fervor la vida ascética. Por petición de los padres del monasterio fue ordenado hieromonje, dedicándose intensamente a la oración y a las obras espirituales.
Aunque deseaba permanecer en el silencio de Athos, el dolor por la ignorancia del Evangelio y la decadencia moral de muchos cristianos, que vivían bajo la opresión de los turcos otomanos, encendió en él el deseo de salir en ayuda de su pueblo. Con la bendición de sus superiores, viajó a Constantinopla, donde estudió retórica y recibió el permiso del patriarca Serafín II (y más tarde también de su sucesor, Sofronio II) para predicar el Santo Evangelio.
Así comenzó su labor apostólica, primero en la capital y sus alrededores, y luego en extensas regiones de Grecia, Macedonia, Albania, Serbia y hasta las islas jónicas como Santa Maura y Cefalonia. Allí predicaba a multitudes que no cabían en las iglesias, por lo que celebraba vigilias con decenas de sacerdotes en campos abiertos y plazas públicas. En cada lugar pedía que se levantara una gran cruz de madera, al pie de la cual colocaba un sencillo taburete para predicar, y la cruz quedaba como recuerdo permanente de la Palabra anunciada.
Sus sermones, pronunciados con sencillez y serenidad, estaban llenos de la gracia del Espíritu Santo, y eran confirmados por milagros y signos, al igual que la predicación de los Apóstoles. Su fama era tal que no sólo cristianos ortodoxos acudían a escucharlo, sino también musulmanes, que quedaban asombrados por su santidad.
San Cosme insistía en la necesidad de la instrucción cristiana, exhortando a la construcción de escuelas para que los niños aprendieran la fe y se formaran en la piedad. Distribuía libros sagrados, velos para las mujeres —a quienes amonestaba a presentarse en la iglesia con la cabeza cubierta—, cruces, cuerdas de oración y pilas bautismales. Explicaba el sentido de los sacramentos, llamaba a la confesión y al arrepentimiento, denunciaba el pecado y exhortaba a la vida virtuosa.
Su predicación, sin embargo, incomodaba a ciertos comerciantes sin escrúpulos, tanto cristianos como judíos, a quienes reprendía por prácticas injustas y engañosas. Estos, llenos de resentimiento, lo acusaron falsamente ante las autoridades turcas. Aunque siempre solicitaba el permiso de los obispos y de los gobernadores locales para predicar, su influencia creciente despertó sospechas y enemistades. Finalmente, en 1779, bajo órdenes del pachá Kurt y mediante la traición del hodja del pueblo de Kolikontasi, fue arrestado con engaños.
El 24 de agosto de ese año, a la edad de 65 años, fue llevado a un lugar apartado y estrangulado. Su cuerpo, despojado y con una piedra atada, fue arrojado a un río. Tres días después, de manera milagrosa, el cadáver salió a flote y fue recuperado por el sacerdote Marcos, quien lo enterró con veneración en el monasterio de la Entrada de la Santísima Theotokos, cercano a Kolikontasi. Muy pronto comenzaron a ocurrir milagros junto a su tumba, confirmando su santidad en la conciencia del pueblo como mártir y apóstol.
Parte de sus reliquias fueron después trasladadas a diversos lugares para bendición de los fieles. Su memoria permaneció viva tanto en la Iglesia como en la historia de la nación griega, pues su obra preparó espiritualmente al pueblo para la lucha de liberación. Fue oficialmente glorificado como santo por el Patriarcado Ecuménico en 1961, siendo honrado como Nuevo Mártir e Igual a los Apóstoles.
Troparion (Tono 3: “La Fe Divina...”)
Enseñando la Fe Divina, adornaste ricamente a la Iglesia y te convertiste en celoso imitador de los Apóstoles; pues elevado sobre las alas del amor divino, extendiste ampliamente el mensaje del Evangelio.
Oh glorioso Cosme, ruega a Cristo Dios que nos conceda gran misericordia.
Kontakion (Tono 3)
Habiendo vivido una vida irreprochable en Athos, como Moisés, fuiste hallado digno de la manifestación de Dios; por eso verdaderamente alegras en gran manera a la Iglesia con tus obras y tus palabras divinamente inspiradas.
Oh Padre Cosme, habiendo combatido por ellas, fuiste adornado con una doble corona.