La vida de los Santos: La Santa Mártir Susana la Virgen
Conmemorada el 24 de agosto (11 de agosto)
La Santa Mártir Susana la Virgen era hija del presbítero Gavinio y sobrina del Santo Papa de Roma Cayo (283-296). Fue educada en una estricta piedad cristiana y en su juventud se dedicó a Dios. La familia de la santa ocupaba una posición de parentesco con el emperador Diocleciano (284-305), a quien llegaron informes sobre su virtud y belleza. Habiendo decidido dar a Santa Susana en matrimonio a su co-gobernante el emperador Maximiano Hércules (284-305), el emperador envió al presbítero Gavinio a su propio pariente el dignatario Claudio, y después a su propio hermano Máximo. Ambos junto con la esposa de Claudio Prepedigna y sus hijos Alejandro y Citio - después de conversar con la piadosa familia aceptaron el Bautismo. Al enterarse de que toda la familia imperial se había convertido al cristianismo, Diocleciano los envió al exilio. Pronto quemaron a los mártires en Ostia, no lejos de Roma, y arrojaron las cenizas al mar. Llevaron a la santa virgen Susana a palacio, y encargaron a la emperatriz que la persuadiera para que se sometiera. Pero la emperatriz, secretamente cristiana, apoyó a la mártir en su intención de preservar su virginidad por amor al Señor.
Explicó al emperador que la virgen no estaba dispuesta a contraer matrimonio con un pagano. Diocleciano dio permiso a su co-gobernante para deshonrar a la santa virgen, pero un ángel la defendió. Macedonio comenzó a instar a la mártir a ofrecer sacrificios a los ídolos. «Yo me ofrezco en sacrificio a mi Señor», respondió ella. Entonces Macedonio cortó la cabeza de la mártir. La emperatriz enterró en secreto el cuerpo de la santa; la habitación donde ocurrió el asesinato fue consagrada como iglesia por el Santo Papa Cayo. Pronto el padre de Santa Susana, el presbítero Gavinius, aceptó el martirio, como también lo hizo el santo Cayo en el año 296.
Troparion (Tono 4)
Tu sierva Susana te llama, oh Jesús, en alta voz: «Te amo, Esposo mío, y por buscarte soporto el sufrimiento. En el bautismo fui crucificada para reinar en Ti, y morí para vivir contigo. Acéptame como sacrificio puro, pues me he ofrecido por amor». Por sus oraciones salva nuestras almas, ya que Tú eres misericordioso.
Kontakion (Tono 2)
Encontrando en tu veneradísimo templo una fuente de curación para nuestras almas, los fieles te clamamos a gran voz: «Oh renombradísima Virgen mártir Susana, suplica sin cesar a Cristo Dios en favor de todos nosotros.»