La vida de los Santos: Bienaventurado Andrés, loco por Cristo.
Conmemorado el 2 de octubre (15 de octubre)
El bienaventurado Andrés, loco por Cristo, era de origen eslavo y vivió en el siglo X en Constantinopla. Desde su juventud amó profundamente la Iglesia de Dios y las Sagradas Escrituras. Una noche, en una visión celestial, el santo vio dos ejércitos: uno formado por hombres vestidos con resplandor celestial y otro compuesto por demonios negros y terribles. Un ángel de Dios, que tenía en sus manos coronas maravillosas, le dijo a Andrés que aquellas coronas no eran adornos del mundo terrenal, sino tesoros del cielo, con los cuales el Señor recompensa a sus guerreros victoriosos sobre las huestes de las tinieblas. “Prosigue con esta buena obra —le dijo el ángel—, sé un loco por Mi causa y mucho recibirás en el día de Mi Reino.”
Comprendiendo que era el mismo Señor quien lo llamaba, Andrés obedeció. Desde entonces comenzó a andar por las calles vestido con harapos, como si hubiese perdido la razón. Durante muchos años soportó burlas e insultos, golpes, hambre y sed, frío y calor; mendigaba limosna y la repartía entre los más pobres que él. Por su gran paciencia y humildad, el Señor le concedió el don de la profecía y de la clarividencia, salvando a muchos de los peligros del alma y descubriendo numerosas impiedades.
Durante un tiempo de oración en la iglesia de Blanquerna, el bienaventurado Andrés fue considerado digno de contemplar un milagro celestial:
la Santísima Madre de Dios apareció resplandeciente en medio del templo, rodeada de una multitud de santos y acompañada por san Juan el Bautista y san Juan el Teólogo. La Reina de los Cielos, de rodillas, comenzó a orar con lágrimas por todos los cristianos, pidiendo al Señor misericordia y protección para el mundo entero. Después de orar largamente, se acercó al altar y extendió su velo —su omóforo— sobre los fieles que oraban, cubriéndolos con él y protegiéndolos de los enemigos visibles e invisibles. El velo de la Virgen brillaba con una luz más intensa que los rayos del sol, y su presencia llenó de temblor y gozo a todos los que la contemplaban.
Entonces el santo, maravillado, preguntó a su discípulo Epifanio, que se hallaba junto a él:
—¿Ves, hermano, a la Reina y Señora que ora por todo el mundo?
Y Epifanio respondió:
—La veo, santo padre, y estoy lleno de temor.
La Santísima Virgen imploraba a su Hijo diciendo: “Oh Rey celestial, acepta a todo aquel que te ruega y llama mi nombre en su ayuda; no permitas que ninguno se marche de mi presencia sin haber sido escuchado.” Mientras la Madre de Dios permanecía allí, el velo protector seguía visible sobre el pueblo, y cuando ella desapareció, también el velo se hizo invisible; pero quedó en el corazón de los fieles la gracia de su presencia y su amparo.
Este milagro, que ocurrió el 1 de octubre (14 de octubre), se recuerda como la Protección de la Santísima Madre de Dios, manifestación de su intercesión constante y de su misericordioso cuidado por los cristianos. Desde entonces, en el pueblo de Dios se celebra con alegría la memoria de este suceso, cantando:
“Con los coros de los ángeles, oh Soberana Señora, con los santos profetas y apóstoles, con los mártires y jerarcas, ruega por nosotros, pecadores, glorificando la fiesta de tu Protección.”
Así, san Andrés, loco por Cristo, fue el testigo de esta revelación celestial, viendo con sus propios ojos cómo la Madre de Dios cubría con su santo velo a quienes oraban en la iglesia. El bienaventurado Andrés, que vivió en humildad y santidad, y fue digno de contemplar tan gloriosa visión, durmió en el Señor en el año 936, dejando tras de sí el ejemplo de la locura santa por amor a Cristo y la memoria de la intercesión maternal de la Santísima Virgen por su pueblo.
Troparion San Andrés, Loco por Cristo(Tono 1)
Atendiendo a la voz de Tu apóstol Pablo que dice: “Somos locos por causa de Cristo”, Tu siervo Andrés se hizo loco en la tierra por Ti, oh Cristo Dios. Por lo cual, honrando ahora su memoria, Te suplicamos, oh Señor: ¡Salva nuestras almas!
Troparion de la Protección de la Madre de Dios (Tono 4)
Sombreada por tu venida, oh Madre de Dios, nosotros, el pueblo fiel, celebramos hoy con esplendor, y al contemplar tu preciosísima imagen, decimos con compunción: cúbrenos con tu precioso omóforo y líbranos de todo mal, suplicando a tu Hijo, Cristo nuestro Dios, que salve nuestras almas.
Kontakion San Andrés, Loco por Cristo (Tono 4)
Fingiendo locura por tu propia voluntad, odiaste las bellezas de este mundo e hiciste que los pensamientos carnales se marchitaran por medio del ayuno y la sed, el calor del día y el frío helado, la lluvia y la nieve; y sin doblegarte ante ninguno de los caprichos del clima, te purificaste como oro en el crisol, oh bienaventurado Andrés.
Kontakion de la Protección de la Madre de Dios (Tono 3)
Hoy la Virgen se presenta en la iglesia y con los coros de los santos ora invisiblemente a Dios por nosotros. Los ángeles y los jerarcas le rinden homenaje, y los apóstoles y profetas se unen en coro, porque por nosotros la Madre de Dios ruega al Dios preeterno.



