El ayuno de los Apóstoles
Este es uno de los cuatro períodos de ayuno de nuestra iglesia, y tiene una indeterminada duración.
En el siglo III se mencionó por primera vez este ayuno, pero en otra relación.
Aquellos que no podían ayunar en la Cuaresma, se les ofrecía hacerlo en el período entre el domingo de Todos los Santos hasta la Fiesta de la Dormición de la Virgen el 15 de agosto = 28 de agosto gregoriano.
Según otras fuentes, esta podría haber sido originalmente la razón de este ayuno:
Como todos sabemos, en la mayoría de las Iglesias Ortodoxas el período entre Pascua y Ascensión de Jesús, por ser parte del tiempo pascual, no se ayuna ni los miércoles ni los viernes.
Mateo 9:14-15… “Un día los discípulos de Juan el Bautista se acercaron a Jesús y le preguntaron: —¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos? Jesús respondió: —¿Acaso los invitados de una boda están de luto mientras festejan con el novio? Por supuesto que no, pero un día el novio será llevado, y entonces sí ayunarán”.
Así también la semana que sigue a Pentecostés, conocida también como la Semana de la Trinidad, es considerada “semana libre de ayuno”.
Por ser este período tan largo, el ayuno se dividió en dos partes, y ya en el siglo IV se habla del ayuno de los Apóstoles y del ayuno de la Dormición de la Virgen.
Según la Tradición, los discípulos después de la venida del Espíritu Santo sobre ellos, comenzaron un ayuno como parte de su preparación para salir a anunciar la palabra del Evangelio; pidiendo a Dios que les concediera fuerzas para empezar la tarea misionera.
Con este ayuno la Iglesia honra a su gran misión apostólica, soportando persecuciones y que - con la excepción del apóstol Juan - terminaron todos pagando con sus vidas y su sangre derramada.
Este ayuno, así como el de la Dormición de la Virgen”, NO son “opcionales”, como algunos declaran.
El ayuno es un testimonio relevante en la vida ortodoxa. Este ayuno, así como todos los otros, se deben considerar como una oportunidad para la oración y el arrepentimiento.
Este ayuno es buen tiempo para leer los Hechos de los Apóstoles y aprender sobre sus vidas y enseñanzas.
Que el Espíritu Santo nos dé la fuerza para cumplir con nuestro objetivo. Amén.