Domingo del Juicio Final
3er Domingo pre–cuaresmal (Domingo de la abstinencia de la carne) (10/03/24)
San Mateo, 25: 41-46... Entonces dirá también a los de la izquierda: “Alejaos de Mí, malditos, al fuego eterno; preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”. Entonces responderán ellos también: “Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”. Y Él les responderá: “En verdad, os digo: en cuanto habéis dejado de hacerlo a uno de éstos, los más pequeños, tampoco a Mí lo hicisteis.” Y éstos irán al suplicio eterno, mas los justos a la eterna vida.”
Estando a las puertas de la Cuaresma, nuestra Iglesia conmemora el Día del Juicio Final, es decir, la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo; como dice el Credo:
“Y volverá con gloria, a juzgar a los vivos y a los muertos. Y su reino no tendrá fin”. Su regreso esta vez no será en un pesebre con la debilidad humana, pero con Poder y Gloria divina.
Según la enseñanza de la Santa Revelación, el Juicio Final pertenece a nuestro Señor Jesucristo, ya que Él es el Salvador que nos redimió.
Después de la caída de Adán, Dios, con la encarnación, crucifixión y resurrección de Cristo, nos dio una vida terrenal peregrina como oportunidad para el arrepentimiento y así volver a su Reino. En el Juicio Final veremos la cosecha de nuestros frutos espirituales en la vida.
Según el Evangelio de hoy está claro que seremos juzgados según la ley y el mandamiento del amor. En este amor no hay egoísmo, no hay límites, no hay hipocresía, no hay condiciones...el prójimo tiene que ser nuestra prioridad.
Así como nos hemos comportado con los hombres a través de nuestras obras, así también el Señor nos juzgará.
La Iglesia no quiere asustarnos con la lectura evangélica del Juicio de nuestro Señor. El temor debe salir de nosotros mismos, al no cumplir sus mandamientos y saber la consecuencia que tendría esto en el Juicio Final.
Mientras vivimos, el resultado del Juicio Final está en nuestras manos... que mejor motivación para empezar una Cuaresma que nos guía hacia la salvación.
La Iglesia Ortodoxa prescribe a partir de la semana un ayuno parcial: no se puede comer carne, sólo se permiten platos lácteos. Este es el comienzo de la “Semana de la Mantequilla”.
OBJETIVO DE LA SEMANA:
Ver en cada acción que hacemos, cómo podemos aplicar el amor en esta situación.
Al fin del día juzguémonos a nosotros mismos:
¿Cuántas veces y en quién he visto yo hoy a Dios?