Cristo ha resucitado!
Verdaderamente ha resucitado!
Tomás, es uno de los Doce Apóstoles de Cristo. Tomás es una palabra aramea, que significa “mellizos” y su correspondiente en griego es “didimos”. La Biblia nunca menciona a su hermano mellizo.
Sin embargo, la ausencia de Tomás no es casualidad, sino una disposición divina. Similar a su ausencia en la Dormición de la Virgen (pero esta vez con otra revelación).
Como veremos más abajo, a través de su duda original y sus acciones, se nos revelaron muchas cosas y se confirmó la fe a muchos creyentes.
La incredulidad de Tomás fue muy provechosa; una vez vencida Tomás se convierte en un ejemplo de fe.
Tomás llevó el Evangelio hasta la India, dando su vida como mártir atravesado por cinco lanzas, por la fe en Cristo.
Sus restos fueron trasladados a Edesa el 394, siendo el primer traslado de reliquias de mártires en la historia de la iglesia.
San Tomás escribió un Evangelio que fue descubierto en una biblioteca gnóstica el año 1946 en Egipto. Es una colección de 114 palabras, sentencias y parábolas de Jesús.
Es en el Evangelio de san Juan, donde este apóstol tiene el mayor protagonismo revelándonos cuatro diferentes atributos de su personalidad:
Cuando Jesús, decidió ir a Betania para resucitar a su amigo Lázaro, sus discípulos replicaron: "Maestro, hace bien poco que los judíos quisieron apedrearte, y a pesar de ello, ¿quieres volver allá?"…. Juan 11:8.
Tomás es justamente quien anima a los discípulos a acompañar a Jesús
a Betania a pesar del peligro que corren; revelando de manera ejemplar su total deseo de seguir a Jesús.
Juan 11:16… es Tomás quien dice la última palabra: «Vayamos también nosotros a morir con él».
Esta es la primera vez que el Evangelio de san Juan habla del sufrimiento de los apóstoles a causa del seguimiento de Cristo.
Intervención de Tomás en la Última Cena.
En Juan 14:4… Jesús asegura a sus discípulos que saben el lugar a donde Él va a ir y que conocen el camino.
Juan 14:5: «Y adonde yo voy sabéis el camino».
Tomás, sin embargo, pregunta: "Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?” … Juan 14:5.
El evangelista Juan nos muestra otra faceta de Tomás, su posición de preferencia entre los apóstoles.
Juan 21:2… “Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado el Dídimo, Natanael el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos”.
Este es una clara señal de la importancia de la que él gozaba entre los apóstoles.
El carácter más conocido de este apóstol es su incredulidad. Suena paradójico que un apóstol de Jesús se caracterice por no creer; pero justamente este rasgo nos reveló dos importantes testimonios:
A… “Bienaventurados los que no vieron, y creyeron.”
El Jesús resucitado se presenta a Tomás con las marcas de las llagas de su Pasión. Es aquí cuando Tomás creyó, pero el Evangelista no menciona si Tomás llegó a poner su dedo en las llagas de Cristo.
El hecho de que Jesús no se presentó sólo a Tomás, sino que, a todos los apóstoles juntos, podría ser una señal para aquellos de “poca fe”, que es con la ayuda comunitaria en la Iglesia, donde la bienaventuranza para los que «sin haberme visto han creído», se hace realidad.
B… “¡Señor mío y Dios mío!”
Además, Tomás no exclamó: “Oh Señor y Dios”, sino que dijo: “Señor mío y Dios mío”, así aceptando al Cristo viviente como una realidad en su vida y siendo esta afirmación, la única expresión en la Biblia que une los títulos de Señor y Dios.