DOMINGO DE RESURRECCIÓN
Finalmente llegamos al Domingo de la Pascua, a lo que llamamos: “fiesta de las fiestas, y triunfo entre los triunfos
La alegría Pascual es una alegría santa, la cual no tiene igual, especialmente si se ha ayunado y se ha vivido una vida de arrepentimiento durante la cuaresma.
Es justamente esa felicidad de la cual habló el Señor en Juan 16:22:
“Se alegrará vuestro corazón, y vuestra alegría nadie os la quitará”
Después de esperar con tanta emoción este día, a que “la vida brote de la muerte”, empezamos gradualmente a entrar en la hermosura del oficio.
Con los sacerdotes en ornamento blanco que simboliza la alegría y los himnos introductorios llegamos a la convocación de los fieles por el Sacerdote:
“¡Venid, recibid luz de la Luz que no tiene ocaso y glorificad al Cristo que se
levantó de entre los muertos!”.
Llevando el sacerdote una vela encendida los fieles se acercan para encender sus velas y empiezan la procesión alrededor de la iglesia, cuyas puertas principales están cerradas. La procesión termina delante de las puertas cerradas y comienza lo que se acostumbra a llamarlo por “Al-Haymeh” - el Ataque nocturno de Sorpresa - que es “invadir al Templo” en símbolo de victoria y de triunfo.
Tras esta ceremonia de entrada a la iglesia, entramos al corazón de la fiesta con este saludo de victoria y alegría:
Esta expresión de saludo entre nosotros y en la iglesia, dura hasta el Jueves de la Ascensión, y se convierte en nuestro júbilo.
No hay Pascua sin la bendición de los huevos pintados; ¿pero de dónde viene esa combinación?
Los primeros cristianos consideraron al huevo como un símbolo de la resurrección de Jesús, por ser la vida escondida en la cáscara y dispuesta a salir.
Una explicación porqué esta tradición duró tantos siglos sería porque los huevos no se podían comer durante la Cuaresma, aunque las gallinas, como es natural, seguían poniendo.
Los huevos se conservaban cocidos y se consumían al terminar la cuaresma, en la Pascua. El hecho de asociar el huevo con la vida y por coincidir con la Pascua, hace que haya quedado establecido este símbolo de la Pascua.
El oficio del domingo de la Resurrección termina con la culminante
Aquél que es devoto amante de Dios, que disfrute de la hermosura de esta
fiesta resplandeciente.
Aquél que es un siervo agradecido, que entre alegre en el regocijo de su Señor.
Aquél que se cansó ayunando, que lleve ahora el denario.
Aquél que trabajó desde la primera hora, que acepte su justa gratificación.
Aquél que ha llegado después de la hora tercera, que festeje agradecido.
Aquél que llegó después de la hora sexta, que no dude, pues nada pierde.
Aquél que tardó hasta la hora novena que se aproxime sin vacilación.
Aquél que llegó la hora undécima, que no tema por su tardanza, porque el
Soberano es Misericordioso y Generoso, acepta al último como al primero;
concede el descanso al que trabaja desde la hora undécima como al que
ha trabajado desde la hora primera; se apiada del último y satisface al
primero; da a esté y concede a aquél; recibe las obras y se complace con
la intención. Honra los hechos y alaba el empeño.
Entrad, pues, todos vosotros al gozo de vuestro Señor. ¡Primeros y últimos!
Recibid vuestra recompensa. ¡Ricos y pobres! Regocijaos juntos. Vosotros que
anduvisteis en abstinencia y vosotros perezoso, celebren el día. Habéis
guardado el ayuno o no lo hicisteis, regocijad hoy. La Mesa está colmada,
deleitaos, pues todos. Que nadie se marche hambriento. Participad todos de la
bebida de la fe y disfrutad de la riqueza de la bondad. Que nadie se aflija
quejándose de la pobreza, porque el Reino Universal se ha manifestado.
Que nadie se lamente por haber pecado una y otra vez, porque el Perdón ha
surgido del sepulcro brillando. Que nadie tema la Muerte, porque la Muerte del
Salvador nos ha liberado. Él ha destruido la muerte habiéndola padecido; y
destruyó al infierno cuando descendió a él, pues éste se amargó cuando saboreó
Su Cuerpo; como Isaías anticipó y lo contempló, pues clamó diciendo:
El Infierno, fue amargado cuando Te encontró en él abajo.
Ha sido amargado porque ha sido anulado.
Ha sido amargado porque ha sido burlado.
Ha sido amargado porque ha sido destruido.
Ha sido amargado porque ha sido encadenado.
Recibió un Cuerpo, y he aquí descubrió que este cuerpo era Dios. Tomó tierra y
contemplándola, encontró Cielo. Tomó lo que estaba viendo, y fue superado por
lo que no vio. ¡Muerte! ¿Dónde está tu poder? ¡Infierno! ¿Dónde está tu
victoria?
Cristo resucitó y tú fuiste aniquilado.
Cristo resucitó y los demonios cayeron.
Cristo resucitó y los ángeles se regocijaron.
Cristo resucitó y la vida vino a todos.
Cristo resucitó y los sepulcros se vaciaron de los muertos.
Cristo resucitó de entre los muertos llegando a ser el Primogénito de los
muertos. A Él sea la gloria y el Poder por los siglos de los siglos. Amén.