Domingo de la Exaltación de la Cruz
En el 3er Domingo de la cuaresma conmemoramos la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, que fue celebrada por primera vez en la Iglesia de Jerusalén el 14 de septiembre de 320.
En esta fiesta se recuerdan tres eventos históricos: (1) el hallazgo de la Cruz Verdadera por Santa Helena, la madre del emperador Constantino (2) la dedicación de las iglesias construidas por Constantino en el sitio del Santo Sepulcro y el Monte Calvario y (3) la restauración de la Cruz Verdadera a Jerusalén por el emperador Heraclio II después del saqueo persa.
Explicación del icono: La Cruz, es naturalmente el centro del icono, y se eleva sobre el conjunto de la figuración con un fuerte trazado vertical, señalando la fuerza del símbolo y el destino a que conduce, al cielo como residencia de Dios. El icono de la Exaltación de la Santa Cruz gira siempre alrededor de la leyenda sobre la que se asienta la fiesta. En concreto, aparecen los santos Constantino y su madre Helena; el centro está ocupado por diáconos o ángeles con el patriarca de Jerusalén, que erige una cruz exaltándola; en la otra esquina se encuentra un grupo de fieles presentes en el acontecimiento y un edificio atrás simbolizando la iglesia del Santo Sepulcro = la iglesia de la Resurrección.
El emperador Constantino queriendo encontrar la cruz en la que Jesucristo fue crucificado, envió a Jerusalén su madre, la reina Helena, que a pesar de su edad (80 años) asumió la ejecución de la orden con entusiasmo y éxito.
Por la grandeza del símbolo de la Cruz y su sentido tan profundo, la iglesia dedica este domingo a la Santa Cruz como: instrumento de nuestra salvación.
Este domingo además hemos llegado a la mitad de la cuaresma... la mitad de nuestro camino hacia el Gólgota. Pero aquí no termina nuestro camino, nuestro destino es seguir preparándonos espiritualmente hasta la gloriosa Resurrección.
La cruz, el castigo de muerte del imperio romano más vergonzoso, humillante y escandaloso se ha convertido a un triunfo, a un símbolo de la victoria de nuestro Señor sobre la muerte.
Tomemos y elevemos pues, nosotros también la Preciosa Cruz de nuestro Salvador en nuestras vidas. La señal de la cruz tiene que acompañarnos en todo nuestro día y en todas nuestras acciones.
Con la Cruz, invocamos la gracia divina sobre nosotros, obras y objetos.
Podemos persignarnos al levantarnos, al salir de la casa, al comer, frente a un icono, podemos bendecir un vaso de agua antes de tomar, nuestra comida, el coche antes de conducir, la puerta al salir o entrar a la casa, nuestra cama antes de dormir, etc.
Jamás podemos desistir de la protección de la Santa Cruz.
Troparion de la exaltación de la Santa Cruz
Salva oh Señor a tu pueblo y bendice a tu heredad;
concede a tus fieles la victoria sobre los enemigos
y protege a los tuyos por tu Santa Cruz.