Domingo de la Exaltación de la Cruz
En este 3er Domingo de la cuaresma (23/03/25) conmemoramos la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, que fue celebrada por primera vez en la Iglesia de Jerusalén el 14 de septiembre de 320.
En esta fiesta se recuerdan tres eventos históricos:
El hallazgo de la Cruz Verdadera por Santa Helena, la madre del emperador
Constantino,
La dedicación de las iglesias construidas por Constantino en el sitio del Santo Sepulcro y el Monte Calvario.
La restauración de la Cruz Verdadera a Jerusalén por el emperador Heraclio II
después del saqueo persa.
Por la grandeza del símbolo de la Cruz y su sentido tan profundo, la iglesia dedica este domingo a la Santa Cruz como:
La Cruz, el castigo de muerte del imperio romano más vergonzoso, humillante y escandaloso se ha convertido en un triunfo, en un símbolo de la victoria de nuestro Señor sobre la muerte.
Explicación del icono de la fiesta
La Cruz, es naturalmente el centro del icono, y se eleva sobre el conjunto de la figuración con un fuerte trazado vertical, señalando la fuerza del símbolo y el destino a que conduce, al cielo como residencia de Dios.
El icono de la Exaltación de la Santa Cruz gira siempre alrededor de la leyenda sobre la que se asienta la fiesta. En concreto, aparecen los santos Constantino y su madre Helena; el centro está ocupado por diáconos o ángeles con el patriarca de Jerusalén, que erige una cruz exaltándola; en la otra esquina se encuentra un grupo de fieles presentes en el acontecimiento y un edificio atrás simbolizando la iglesia del Santo Sepulcro = la iglesia de la Resurrección.
El emperador Constantino queriendo encontrar la cruz en la que Jesucristo fue crucificado, envió a Jerusalén su madre, la reina Helena, que a pesar de su edad (80 años) asumió la ejecución de la orden con entusiasmo y éxito.
Tomemos y elevemos pues, nosotros también la Preciosa Cruz de nuestro Salvador Cristo en nuestras vidas.
La señal de la cruz tiene que acompañarnos en todo nuestro día y en todas nuestras acciones. Con la Cruz, invocamos la gracia divina sobre nosotros y los objetos.